La perspectiva vital de las personas infectadas por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) ha cambiado de forma drástica en los últimos años, al menos en aquellos países donde se dispone de un tratamiento antirretroviral potente. Aunque todavía se trata de una enfermedad incurable, la administración de una combinación triple de antivirales es capaz de anular la replicación viral, lo que se sigue de recuperación inmunológica y un riesgo muy bajo de desarrollar el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).