22/10/2012 Diario médico. El 30 de marzo de 1995 se publicó la circular de la Dirección General del Insalud sobre acreditación de los comités asistenciales de ética. Diecisiete años después la implantación de estos órganos en los centros sanitarios podría calificarse como irregular.
Rogelio Altisent, coordinador del Grupo de Investigación de Bioética del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, MaríaTeresa Delgado y Begoña Buil, miembros del grupo de investigación, han publicado en el último número del American Journal of Bioethics un artículo analizando qué falla en el funcionamiento de los comités asistenciales de ética (CAE),por qué no se ha logrado una incorporación plena en los centros y cómo pueden redefinirse sus funciones.
Uno de los problemas es que el procedimiento de consulta al comité es demasiado complejo y formalista.
«Poner por escrito una consulta ética puede generar ciertas dudas para el profesional, pues es exponerse y puede llegar a interpretarlo como un examen, por lo que al final opta por plantear sus dudas fuera delCAE», dice Altisent.
En esto también coincide Delgado: «La burocracia que rodea las consultas frena a los profesionales.Para el médico la duda ética puede ser urgente, pero como la respuesta del comité se demora,por ejemplo al tener que hacerla por escrito o porque la respuesta no es inmediata porque sus miembros no se reúnen periódicamente, el facultativo opta por utilizar una vía informal».
Clara separación
Los autores detectan una separación entre la actividad de los CAE y la vida asistencial de los profesionales.Según Altisent, aunque no puede generalizarse,ya que hay comités que funcionan muy bien, la mayoría tiene un perfil bajo y si no existe una capacidad de respuesta ágil y rápida, el profesional no hará uso de este órgano consultivo.Además, su éxito también depende de la formación ética del médico y, por supuesto, del apoyo por parte de la dirección sanitaria.
«A nadie se le ocurre que una gerencia no se apoye en una comisión de calidad y a este mismo nivel tienen que estar los comités».
Los bioéticos proponen dotar a estos órganos de funciones como la investigación sobre los problemas éticos más frecuentes, es decir, que los CAE actúen como un «observatorio epidemiológico de cuestiones éticas que permita orientar la formación hacia las necesidades reales de los profesionales».
Además,deberían ser capaces de elaborar «alertas éticas» con breves comunicados explicando cuestiones que pueden ser de actualidad.