Dr. José Jara Rascón: nunca perdáis la esperanza. In memoriam

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El pasado 8 de junio falleció nuestro querido Pepe Jara. Tuvimos la suerte de conocer al Dr. Jara hace ya unas cuantas décadas. Nos unió la preocupación por los aspectos éticos de la práctica médica, en una recién nacida Asociación de Bioética de la Comunidad de Madrid que acabó llamándose ABIMAD. En aquel momento nos lideraba el profesor Manuel de Santiago, para muchos de nosotros maestro en la Bioética, y con también con el empuje de la secretaria, María Elena Gándaras, que nos dejó hace ya unos años. 

Pepe cogió las riendas de ABIMAD con el comienzo de siglo y, desde entonces hasta el final, verdaderamente hasta el final, ha sido su motor. En torno a esas siglas agrupó a un pequeño grupo de entusiastas de la Bioética y de la Ética Médica para mantener nuestra aportación a la Asociación Española de Bioética, AEBI, en cuyos Congresos bianuales siempre tenia alguna intervención. Impulsaba y coordinaba las reuniones anuales de ABISMAD, primero en su propio hospital, el Hospital Universitario Gregorio Marañón, y posteriormente en las instalaciones del Hospital de Cuidados Laguna.

Incansable defensor de la vida humana, junto con su mujer, Esmeralda, nos mantenían informados en la Newsletter que recibíamos con periodicidad y a través de la página web de la Asociación (www.abimad.org). Premio a su empuje y tesón  , tuvo el honor de recoger  el premio a la labor de contribución a la Bioética de ABIMAD, que se le concedió en el último Congreso Internacional de AEBI (La Rioja, 2021).

 

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El Dr. Jara desempeñó su labor profesional como urólogo del Hospital Gregorio Marañón, y profesor asociado de Ciencias de la Salud en la Universidad Complutense de Madrid; fue además miembro del “European Board of Urology”.

Su afán por hacer conocer los principios éticos de la profesión médica le llevaron a intensificar en los últimos años su labor docente, como   profesor de Bioética en la Universidad Francisco de Vitoria, y presidente de la Asociación de Bioética de Madrid.

Pepe no tenía ninguna doblez, era hombre de palabra y de ideas claras. Lo manifestó siempre y lo pudimos comprobar también cuando formaba parte de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Madrid, en la que siguió colaborando mientras las fuerzas se lo permitieron.

En Medicina decimos habitualmente que una enfermedad grave es como un hachazo en la biografía de una persona y de una familia. Indudablemente también lo seria en el caso del Dr. Jara en estos últimos años de batalla, pero desde lejos no lo parecía. Siguió publicando y haciendo revisiones sobre aspectos éticos de la Medicina hasta bien entrada esta última primavera.

Cuando una buena persona se va, se marcha también algo de lo que compartimos con él. Los huecos que deja una buena persona, buen profesional, buen amigo, buen hijo, buen padre y esposo no se pueden rellenar. Pero estamos seguros de que el ejemplo de Pepe nos anima animando para no perder nunca la esperanza por hacer que la atención y el cuidado de los enfermos, con la dignidad que se merecen, siga siendo el objetivo de esta noble profesión y la meta de los que transitamos por ella. 

Los actuales miembros de ABIMAD Intentaremos con su ejemplo continuar con esta hermosa tarea de preservar la dignidad humana como él también nos ha enseñado 

Descanse en paz.