En 2006, Shinya Yamanaka descubrió cómo reprogramar células adultas en ratones para convertirlas en células madre.
Introduciendo solo unos cuantos genes, pudo reprogramar células maduras para convertirlas en células madre pluricomponentes —o, lo que lo mismo, en células inmaduras que pueden evolucionar en todo tipo de células del cuerpo—.
En 2007, Yamanaka comentó: «Cuando vi al embrión (al microscopio), rápidamente me di cuenta de que había poca diferencia entre él y mis hijas» y «entonces pensé que yo no podía permitirme destruir embriones para investigar. Tenía que haber otra posibilidad».
Estos descubrimientos han cambiado completamente nuestra visión sobre el desarrollo y la especialización de las células. Ahora podemos afirmar que las células maduras no tienen por qué tener una función específica de por vida. Con la reprogramación de células humanas, los científicos han generado nuevas oportunidades para el estudio de enfermedades y para el desarrollo de métodos de diagnosis y de nuevas terapias.
La gran mayoría de los investigadores que trabajan en este campo creen que las células iPS sustituirán con ventaja a las células madre embrionarias, tanto con fines experimentales como terapéuticos. En este sentido, Ian Wilmut el creador de la oveja Dolly, ha abandonado la experimentación con células embrionarias para utilizar las células iPS. Por otra parte, el americano James Thomson, que había sido el introductor de la tecnología del cultivo de las células madre embrionarias en 1998, declaraba en noviembre de 2007 en The New York Times que probablemente “dentro de una década la guerra de las células madre embrionarias será solo una nota al pie de una página curiosa de la historia de la ciencia”.
De este modo, las investigaciones de John B. Gurdon y Shinya Yamanaka han abierto una nueva vía de exploración en los campos de la biología celular, la ingeniería genética y la terapia celular. Las células iPS tienen capacidad para generar todos los tipos de células: grasa, hueso, músculo, endotelio, nervioso, hígado, etcétera. La reprogramación genética de células somáticas abre nuevas expectativas hacia la curación de enfermedades degenerativas sin necesidad de destruir embriones humanos.
Aquí se puede acceder a uno de sus últimos trabajos, antes de recibir el Premio Nobel de Medicina 2012:
Induced pluripotent stem cells: past, present and future