1) La muerte es una etapa de la vida: hay que superar la angustia, cambiar el enfoque, para afrontarla con serenidad…
2) Siempre hay algo que hacer: el médico y el cuidador no pueden decir «nada podemos hacer»; siempre es posible cuidar, atender, escuchar… No todo son fármacos: «es bien conocido que la intensidad del dolor aumenta con el insomnio, la ansiedad, el miedo o el abandono social, y disminuye con la simpatía, la comprensión, la compañía y la relajación».